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¿Qué es?
La depresión infantil se caracteriza por una alteración en el estado de ánimo ya sea en forma de tristeza o de irritación que afecta casi todos los días y durante la mayor parte del día durante al menos dos semanas. Se observa en el niño o adolescente una pérdida de placer o interés por las actividades cotidianas, disminución importante de peso, alteraciones de sueño, agitación o enlentecimiento motor, sentimientos de culpa, ideas de muerte o ideación suicida.
¿Cómo identificar el problema?
En la edad preescolar la sintomatología sería rechazo del juego, agitación, timidez, rabietas, encopresis, insomnio, hiperactividad, dificultades para alimentarse y otros síntomas somáticos.
En la edad escolar los principales síntomas son la irritabilidad, inseguridad, resistencia a jugar, dificultades en el aprendizaje, timidez, enuresis, encopresis, onicofagia, terrores nocturnos, manipulación de los genitales, rabietas y síntomas psicosomáticos.
Los síntomas de los que tenemos que estar alerta en la preadolescencia y adolescencia son la rumiación, impulsos suicidas, abatimiento, sentimientos de inferioridad y opresión, cefaleas y síntomas psicosomáticos.
También aparecen cuadros diferenciados en función del sexo, en mujeres son más frecuentes síntomas del tipo de la inhibición, ansiedad, dificultades para establecer el contacto social, conformismo, mutismo, agresividad, rabietas, enuresis y compulsión alimentaria. En varones son más habituales las dificultades para establecer contacto social, ansiedad, incapacidad para integrarse, dudas, inhibición, agresividad, enuresis, llanto inmotivado, alteraciones del sueño, onicofagia y dificultades escolares.
¿Cómo trabajamos el problema?
Desde la perspectiva cognitiva conductual el tratamiento de elección para la depresión sería multicomponente, trabajando con las siguientes técnicas:
– Actividades agradables
– Reestructuración cognitiva
– Resolución de problemas
– Resolución de conflictos interpersonales
– Entrenamiento en habilidades sociales
– Autocontrol
– Relajación
– Participación de los padres