La situación de confinamiento a la que nos vimos sometidos como consecuencia del COVID19, ha dejado en muchas personas unas secuelas psicológicas que arrastrarán más allá de la desescalada. Ansiedad, hipocondría, agorafobia, síndrome de la cabaña o trastorno obsesivo compulsivo podrían ser algunas de las consecuencias.
Algunos tendrán que hacer frente al duelo: no haberse podido despedir de la persona querida, la pérdida del empleo o de sus proyectos. Otros, sufrirán diferentes miedos:
- Los adolescentes verán alterada su imagen al llevar mascarillas y guantes y les afectará no poder relacionarse con sus pares con la cercanía física con que solían hacerlo, lo que puede llevarlos a preferir continuar relacionándose por medios electrónicos desde la soledad de su cuarto.
- Los mayores han tomado conciencia de que son el colectivo más vulnerable y los últimos en poder abandonar el confinamiento. Esta situación podría conducirlos a episodios de tristeza, miedo a dejar la seguridad del hogar o incluso depresión.
- Las personas con alguna patología psicológica previa, ansiedad o hipocondría, por ejemplo, podrían experimentar miedo al contagio, al dolor, a la muerte. En cuanto a los que sufren adicciones, se ha detectado un repunte durante el confinamiento (juego a través de internet y alcohol principalmente).
- Los colectivos sanitarios, que han vivido en primera línea la dureza de la pandemia y no han podido compatibilizar el trabajo con actividades recreativas, que son factores de protección.
El miedo, la tristeza, la ansiedad, la rabia o la desesperanza son respuestas normales ante la situación anómala actual, pero no debemos olvidar que estos miedos se vencen enfrentándolos, y cuando no se tienen fuerzas, es de valientes pedir ayuda. En la ciudad que fuera epicentro del coronavirus, Wuhan, un 53% de su población ha recibido atención psicológica y un 5% ha sufrido algún trastorno mental desde que comenzara esta crisis.
La gran mayoría de estos problemas serán casos leves y pasajeros, y se solucionarán con respuestas adaptativas o mediante sesiones de psicología específicas. Nuestro equipo de psicólogos en Zaragoza está preparado para asistir a sus pacientes, tanto por medio de videollamadas como en persona en nuestro Centro, que se ha adaptado respetando todas las medidas de seguridad e higiene. Con la ayuda de las especialistas, quienes consulten, podrán salir de esta etapa de angustia y dolor con mayor resiliencia y con sus capacidades adaptativas reforzadas ante futuras situaciones de estrés psicológico.