PSICOLOGÍA Y PINTURA: El análisis de la psicóloga Mar Extremera:
Las Meninas de Velázquez representa una de las obras maestras de la pintura española si es que no es la obra maestra por excelencia. El tratamiento que en el museo del Prado hacen de este cuadro es especial, otorgándole un lugar privilegiado desde el que podemos ver lo que me atrevo a denominar como todas las caras de las Meninas: En realidad el cuadro es tan completo y tan complejo, que para ver su psicología habríamos de pararnos a mirar los distintos actores en los diferentes escenarios que en la obra se distinguen.
Comencemos hoy por el maestro Velazquez: Este autorretrato podría hablarnos de cómo se enorgullece el pintor de su propia obra ya que lo firma con su mirada, la única de todos los actores que mira al espectador. Aquí Velázquez se muestra pintando otro cuadro, (quizá a los propios espectadores es éste) y si tuvo la idea de representarse así dentro de Las Meninas, tiene que ser porque esa era la imagen con la que más se identificaba en su día a día. Es fácil para nosotros imaginarlo pintando, pero él también era padre y esposo, por ejemplo, y decidió pintarse pintando en el cuadro que más relevancia iba a tener a lo largo de toda su obra. El hecho de aparecer tras un alto lienzo nos puede hablar de un señor tímido o, al menos, conocedor de su papel dentro de la corte: «sólo» era el pintor de la familia de Felipe IV.
Velázquez juega a despistar escondiéndose tras el lienzo y apareciendo orgulloso con la cruz de los caballeros de Santiago; vistiéndose de negro sobre fondo oscuro y apareciendo tan cerca del espectador como la propia protagonista del cuadro.